cuentos

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patri-El Gran Deseo

Existió en un tiempo, una niña llamada Susana, con tan solo 8 años y unas ganas terribles de que llegase la navidad. A Susana las demás niñas la dejaban de lado, para ellas “no era especial como ellas” pero no se daban cuenta de que sí lo era. Se acercaba la navidad y ya era hora de escribirle a Los Reyes Magos. Los niños normales pedían un montón de cosas, pero Susana, al ser especial solo pidió una tener un amigo, un amigo que no le dejara de lado por no ser como él , un amigo que te apoye… un verdadero amigo. En la noche en la que traían los regalos, Susana pidió con todas sus fuerzas que los reyes le trajeran a su amigo

. Por la mañana, se despertó, despertó a sus papás, José y Amanda, y juntos fueron a abrir los regalos. Para ellos la tradición era abrir los regalos del más pequeño al más mayor, así que Susana fue la primera, había muchos regalos para ella pero se decidió por el más grande, pensando que podía ser lo que había pedido. Lo abrió y…. ¡¡¡ Era un estupendo oso de peluche!!!Susana se alegró tanto que decidió darle sus demás regalos, sin ni si quiera abrirlos, a los niños pobres que no podrían disfrutar de esa maravillosa experiencia. Llamó a su osito Regaliz. Ese día no se separo de él ni para ir al cuarto de baño. Al llegar la noche, metió a Regaliz en su cama con ella y pidió un deseo a Dios, que Regaliz fuera su amigo para siempre. Da la casualidad de que Dios cumplió su deseo y paso algo extraordinario…¡¡¡ Regaliz había cobrado vida!!! Despertó a Susana por la mañana. Susana sin poder creérselo todavía porque se acababa de despertar, fue corriendo a decírselo a sus padres. Sus padres no la creyeron, porque pensaban que seguiría somnolienta, pero de repente…

Aparece Regaliz caminando por el pasillo y saludándoles. Estos se quedan boquiabiertos, nunca habían visto nada igual, pero no saben , que los deseos y ganas tan fuertes de una niña de 8 años pidiéndole a Dios podían cumplirse. Regaliz y Susana como bien puede apreciarse, siguieron juntos. Susana iba creciendo, pero no por eso iba a dejar atrás a Regaliz, que había pasado con ella todo, porque a la vez que ella crecía, Regaliz también entonces ninguno se quedaba pequeño o “infantil” para el otro. Susana y Regaliz siguieron juntos, en el colegio.. en la uni, y cuando Susana se compró un piso Regaliz fue con ella a vivir, así no habría ningún problema de comunicación o distancia.

Susana se casó con Tom, un chico con un perro de peluche con vida, que se casó con Regaliz, y vivieron todos juntos y felices

Demostramos así que los deseos no siempre se cumplen, pero muchas veces, para algo necesario sí, así si Susana no hubiese tenido a Regaliz ella no hubiese tenido amigos seguramente, y hubiera crecido en la soledad…

ana- LA MAGIA DE LA NAVIDAD

Érase una vez una pequeña niña llamada Eva. Tenía una larga melena castaña, una pequeña naricita y unos ojos azules como el cielo despejado en un día de primavera. Un día de diciembre, Eva, se despertó muy contenta porque se acercaba el invierno y con él la Navidad. Pero todavía no estaban en vacaciones y su mamá y ella ya estaban en la cocina desayunando para ir a su cole.

Eva llegó como siempre muy contenta al colegio y su amiguito Juan la esperaba con su papá.

-          Hola, Roberto -le saludó María, la mamá de Eva.

-          ¿Qué tal María?-le saludó éste.

-          Muy bien.

-          Igualmente.

Mientras tanto, Eva y Juan, ya habían entrado en clase. Su profesora Nina, les saludó.

-         ¡Hola, chicos!

-         ¡Hola profe! -dijeron los dos a la vez.

-         Hoy llegáis muy pronto ¿eh?

-   Si porque Wuffo me despertó muy rápido -dijo Eva.

-         ¿Quién es Wuffo?

-         Su perrito de peluche -respondió Juan.

-         Venga, sentaros -les animó Nina.

Las clases comenzaron tan bien como siempre y todos se divirtieron mucho haciendo sumas, restas, escribiendo, jugando en el patio, regando las plantas...

Llegó la hora de irse y Nina les dijo a todos que mañana tenían que traer alguna cosa navideña. A todos les pareció bien.

Los amigos se despidieron hasta el día siguiente y cada uno se fue a sus casas. María y ella se subieron al coche para irse a casa.

Más tarde llegaron a casa su papá y su hermana Sara. Aunque Eva tuviese tan solo seis años, se sentía ya muy mayor porque su hermanita Sara tenía unos pocos meses.

Esa misma noche, Eva le pidió a Dios que el hechizo de la Navidad se hiciese realidad. A lo que Eva llama hechizo de Navidad es a que todas las personas sepan que la Navidad no son solo regalos sino que también es el nacimiento de Jesús, ser respetuosos y hacer buenas obras.

Al día siguiente, Eva y su mamá se fueron a comprar unas botas al centro comercial. En la entrada les saludó un mal vestido Papá Noél que les dijo:

    - En la tercera planta están los juguetes.

    - ¿Tenéis barbies? -preguntó entusiasmada Eva.

    - Los juguetes están en la tercera planta, niña -le

      contestó de malos modos el hombre.

    - Vámonos, Eva, ya las encontraremos nosotras.

Allí todo el mundo está inquieto y Eva desea en voz muy bajita que todas las luces se apaguen para que los empleados saquen lámparas y todo se vuelva más navideño. De repente, todo queda sumido en un completo silencio y Eva agarra fuertemente la mano de su mamá para no perderse... pero no era ese su verdadero temor. ¡Su deseo se había hecho realidad, era increíble!

                 

Al instante todos los clientes encendieron sus mecheros para poder ver algo. Miles de lucecitas adornaban ahora el centro comercial. Era un espectáculo precioso. Toda la agitación de empleados y clientes desvanece y todos están esperando a ver que pasa. A los pasteleros de la sección de alimentos se les ocurre una magnífica idea: repartir dulces a todo el mundo.

    - Eva, ¿te está gustando esto?

    - Si mamá - responde sorprendida la chiquilla.

Después de este aperitivo, algunos clientes piden guitarras y panderetas para tocar muchos de los más conocidos villancicos. A la salida, María y Eva, se encuentran un nuevo Papá Noel rodeado de niños al que Eva quiere acercarse. Se le había ocurrido llevarlo a clase para que les hablase de La Navidad a sus amigos.

     - Hola pequeña niñita, ¿qué es lo que quieres por Navidad?

    - Solo que el hechizo de la Navidad llegue a todo el mundo... pero parece que allí dentro ya ha llegado.

    - Y, ¿no pides nada más?

    - Bueno, solo una cosa más... mi profe nos ha dicho que teníamos que llevar a clase algo navideño y usted me parece un buen ejemplo ya que es muy respetuoso y muy simpático. ¿Podría venir?

    - Por supuesto cariño, a las diez y cuarto estaré en tu   cole.

    - Muchísimas gracias - dice Eva dándole un gran                                                          abrazo.

Pero, Eva, todavía tenía una misión: ir a la zapatería de enfrente de su casa a repartir alegría. Así que se fue con su mamá. Allí todo el mundo estaba igual de antipático. Eva sabía que tenía el don de la navidad. Con esta nueva habilidad, Eva podía pedir cualquier cosa que trate sobre la navidad. La niña pidió nuevamente que todo se volviera más navideño y todos los zapatos que había en la tienda se volvieron preciosos con muchos motivos navideños. Los zapatos de los mostradores,  los de las cajas, los de los clientes, los de los empleados, todo se había vuelto más navideño.

Eva se sentía muy orgullosa de su trabajo ese día y dio otra vez gracias a Dios por el don que le había dado. La niña tuvo esa noche un feliz sueño sobre la navidad.

Al día siguiente, Eva fue muy contenta al colegio porque sabía que sorprendería a todos sus compañeros. A las diez, alguien llamó a la puerta. ¡Era el magnífico Papá Noel que Eva había visto el día anterior! A todos les gustó mucho. Al acabar la clase, la niña le pregunta a Papa Noel:

    - ¿Cómo sabía usted en que colegio estaba?

    - Cariño, yo lo sé todo.

Y así es como Eva descubre la magia de La Navidad.